miércoles, 28 de noviembre de 2012

El que lea, entienda...




 
No hay más ciego que el que no quiere ver,
Ni más sordo que el que no quiere escuchar.
No hay nada más fuerte que la voz del silencio,
Ni nada que acalle la conciencia.

No hay más necio que el sabio en su soberbia,
Ni más humilde que el que escucha y calla.
No hay más injusto que el juez sobornado,
Ni peor justicia que la que no hace cumplir la ley.

No hay peor político que el que promete y no cumple,
Ni nada que justifique el decir…

No hay peor opresión que la que sufren los países pobres,
Ni nada que justifique a los poderosos opresores…

No hay mayor desesperanza que el abandono,
Ni palabras más dolorosas que una lagrima…

No hay ofensa más dolorosa que la que daña el espíritu,
Ni mayor oscuridad que la que cubre los desiertos del alma.
No hay peor noticia que la que no se quiere escuchar,
Ni peor despedida que el adiós a un ser querido.

No hay más cruel que el animal humano,
Ni nada que esplique el amor de las fieras…

No hay emoción más grande que las lágrimas del cielo,
Ni nada más bello que la sonrisa de los niños.
No hay amor más grande que el amor de madre,
Ni más increíble que el lamido de la hembra a su cachorro.

No hay nada más cristalino que las gotas de rocío,
Ni nada más puro que la mirada de los niños.
No hay calor más abrazador que el calor del sol,
Ni nada más protector que el abrazo del padre.

No hay fuerza más voraz que la de la mar,
Ni nada más suave que el vuelo del águila.
No hay nada más profundo que el Seol,
Ni nada más alto que habitad del cóndor.

No hay nada más dulce que la miel,
Ni nada más amargo que sentirse rechazado.
No hay nada más sublime que el trabajo de la abeja,
Ni nada más ordenado que el afán de la hormiga.

No hay nada más triste que la soledad,
Ni música más bella que la risa.
No hay nada más tranquilo que el sueño del trabajador,
Ni nada más abrumador que la abundancia del rico.

No hay nada en la vida que no se pueda alcanzar,
Ni existen los sueños más allá del sol…

¡No hay nada más sublime que el amor de DIOS,
Ni nada más eterno que el sacrificio de CRISTO JESUS!

Ruperto Huerta Plaza