lunes, 25 de julio de 2011

Esa Cruz

                                 

Esa cruz, la del madero
la que cobijó el dolor,
donde se quedó el sufrimiento,
donde se escribió con sangre, ¡con sangre el amor eterno!

Esa cruz, la del madero
la que absorbió la sangre, ¡el agua del mismo cielo!
Donde el verbo se hizo muerte,
muerte para vida eterna.

Esa cruz, la del calvario
que se eleva al mismo cielo,
que descendió hasta el abismo
y se extiende a los extremos.

Esa cruz, la del madero
es el talismán divino
donde encontramos la gracia,
el camino hacia la puerta del cielo.
¡Donde está Cristo vivo, junto a nuestro Padre Eterno!

Ruperto Huerta Plaza

lunes, 11 de julio de 2011

El eco del silencio
















El eco del silencio
se oculta entre las hojas
que susurran su música
de árboles que al viento
danzan su canción.


El eco del silencio
se oculta en la penumbra
de la noche que acuna el suspiro y la voz
en dulces letanías de grillos mensajeros
que entregan su canción.


El eco del silencio
es dolor, es tristeza, es dura realidad.
No hay música que alcance,
ni canción que oculte
la lágrima del rostro, la cruda realidad.


El eco del silencio
se oculta en las nubes que cubren las miradas
de los ciegos que ven,
de los que discriminan la mirada y la voz.


El eco del silencio
susurra en el madero,
en la cruz acalla su misterio,
de entrega en cuerpo y alma.
Proclama su victoria en la voz de los truenos.


El eco del silencio
habla llamando a mi corazón,
sólo espera que lo escuche.




Ruperto Huerta Plaza